lunes, 30 de noviembre de 2015















"En ese breve y efímero acto, se iban miles de esfuerzos, cantidad de sacrificios, infinitos objetivos logrados. Me daba un poco de lástima, por un lado. Pero por el otro, sabía que había llegado el momento oportuno."

Proximamente "La base de la fortuna"
Ilustrado por: Mati Les
Cuentos Finitos de Alfina Fontana 

jueves, 26 de noviembre de 2015

Paula González Nogueira ilustra "Labios rubí"

Cuando se enciende el sol y sus rayos iluminan la mañana, ella se enciende también.
Pone play en su discman y comienza con su lápiz a trazar líneas.
Aparecen caras, bocas, cuerpos, manos, animales humanos, humanos animales, figuras amorfas, inconexas. Boceta, dibuja, proyecta sueños oníricos, narraciones vistas, leídas, melodías repetidas, algún peatón, de algún día, de algún año....
A veces lo hace en papel, otras en una pared. O quizás plasma en alambre o prefiere una tela.
Dice más de lo que piensa. Y sin querer queriendo nos sumerge en su cabeza, nos cuenta su concepción del mundo, comparte su humor, sus preocupaciones y sus sueños.
Paula es como el fuego… sus chispas son sus dibujos... es silenciosa…ambos tienen el poder de cautivar a todo aquel que repara en ellos. El fuego, como Paula, contemplan a quienes lo miran. Pero la mayor semejanza reside en que ambos propagan, desde su interior, luz propia.




Ilustrado por: Paula González Nogueira

jueves, 19 de noviembre de 2015

Labios rubí

Ilustrado por: Paula González Nogueira




































Ese día no fue uno más. Llevaba varios años trabajando ahí, pero nunca me había pasado. También éramos varios. Pocas veces la sala se llenaba con tantas personas.
Se trataba de un hecho mediático. Habían concurrido el juez Sofía, que estaba a cargo del caso. Su asistente, algo tímido, se notaba que nunca había estado en un lugar así. El fiscal designado, que no paraba de bostezar. El comisario García que se quejaba de todo, del tránsito, del clima, del olor que había en la sala. El fotógrafo, estaba resfriado y estornudaba a cada momento. Mariano, médico obductor, amigo y compañero de todos los días, él estaba en otra sintonía, había ganado su equipo de fútbol y estaba feliz. Y por último el oficial ayudante, era muy eficiente en sus tareas, pero nunca hablaba, con Mariano lo habíamos apodado el “mudito”.
Fui el último en entrar a la sala. Me puse el delantal, las botas y el barbijo. El Fiscal se acercó y me dio la ficha con la información necesaria. La revisión policial decía: “Clara Nieves. 15 años de edad. Estado civil: soltera. Falleció el 21 de septiembre a las 2:55 am, en Av. De los Sauces 3344. Causa de la muerte: asfixia.”

Me acerqué a la mesa de acero. Del dedo del pie colgaba el cartelito con el número 707.
Ahí estaba Clara, era hermosa. Su cuerpo parecía intacto, distinto a todos los que llegaban ahí. Había visto cuerpos mutilados, golpeados, perforados, hinchados, putrefactos. Pero ella no. Ella estaba linda, parecía dormida y no muerta.
El comisario García se acercó hacia donde estaba y comenzó a explicar:
-Según las declaraciones de la madre, escuchó que alrededor de las dos y media de la madrugada, su hija se levantó para ir al baño, luego fue a la cocina. Escuchó que se acostó y a los quince minutos  se acercó al cuarto porque su hija la llamó gritando. La piba estaba comiendo una manzana, parece que se ahogó con un pedazo. La madre trató de asistirla, pero no pudo. Se asfixió y ahí murió. El quilombo es porque es la hija del candidato Nieves.
Noté que vestía un camisón. Era blanco, con los bordes rojos.
Entre Mariano y el ayudante desnudaron el cuerpo, el fotógrafo, estornudó y siguió gatillando su cámara, sacando fotos de todos los pasos.

De repente entré en un estado desconocido, como un estado de ensueño. Las voces se empezaron a desvanecer, a irse lejos, se perdían. 
Clara tenía la piel blanca, como la nieve. Me daban ganas de abrazarla, acariciarla, se la veía tan frágil. El pelo era negro como la noche. Como esas noches que se llenan de estrellas y no dan ganas de dormir. Y sus labios. Sus labios eran rojos como la sangre, bien rojos, eran demasiado tentadores. Estaba seguro que eran los más lindos que había visto en toda mi existencia. Imaginé cómo serían esos labios sobre los míos. Los imaginé dulces. Imaginé el beso más perfecto que podía existir.
Como volviendo de un sueño, escuché la voz de Mariano:
-Fernando, ¿Me estás escuchando?
-Si, si comencemos-respondí.

Pesamos el cuerpo, cincuenta kilogramos. Lo medimos, un metro sesenta y cinco centímetros. Tomé el cuchillo e inicie un tajo desde el mentón hasta la pelvis. Al abrir el cuerpo no sentí el olor desagradable de siempre, más bien era atractivo, olor a flores, a frutas, a un perfume de verano.
Mariano retiraba los órganos y los pesaba, decía en voz alta el peso y yo anotaba todo en el cuadernillo de protocolo de autopsias. No había lesiones en el tórax. El peso del corazón era normal, doscientos gramos.

Todos hablaban en la sala, no sé sobre qué, porque no escuchaba nada. Sólo veía que las bocas de los siete presentes se movían. Yo solo sentía un profundo y reconfortante silencio. Y ahí mismo, después de parpadear en una milésima de segundo, todos desaparecieron del lugar. Sólo estábamos Clara y yo. No podía dejar de mirarla. Me sentía hipnotizado.
¿Por qué no la había conocido antes? Era perfecta. La toque, pero no examinándola, sino dándole una caricia, dándole mi amor. Comencé a sacar los órganos que Mariano había colocado en los frascos con formol, que había etiquetado para mandarlos a analizar. Quise devolverle todo a su cuerpo, a su lugar. -Ya vas a estar bien mi amor, pronto te voy a sacar de acá - le dije en voz baja.
Tomé el hilo blanco y la empecé a coser. Mientras pensaba "Ya pasa, ya pasa, ya vamos a estar juntos".

Cosí. Cosí rápido, pero con amor. Sin hacerle daño. No merecía sufrir. Cosí, desde la pelvis hasta el mentón. Clara tenía los ojos cerrados, pero yo sabía que me escuchaba. Advertí que ella también me amaba.
-Fernando, ¿Qué te pasa? Todavía no terminó la autopsia ¿Por qué la coses?, no hagas boludeces que está el juez.
Mariano quería frenarme, pero yo ya estaba seguro de lo que quería. 
Corté el hilo, me quité el barbijo y me quedé apenas unos segundos contemplándola. Tanta belleza junta, no podía ser posible. No podía dejarla ahí, no podía dejarla a la vista de todos.

En un solo movimiento, la envolví en mis brazos. Las cuchillas, el bisturí, los frascos, todo cayó al piso. El formol y la sangre comenzaron a desparramarse en la balanza, en la mesa, en las baldosas.
Empujé la puerta de la sala y salí corriendo con Clara encima. Corría sin descanso por los pasillos de la morgue.
-Tranquila mi amor, ya vamos a estar juntos.
Bajé dos pisos por las escaleras, el poco personal que habitaba el edificio esa madrugada me miraba.
Llegué a mi oficina. Con mi cuerpo tumbe todas las cosas que tenía encima del escritorio y coloqué a Clara. Ahí, la miré de nuevo, era imposible dejar de mirarla, acaricié las mejillas y puse mis labios encima de sus labios rubí, nunca me había sentido así.
Fui hacia la puerta, la cerré con llave y coloqué algunos muebles por delante para que ninguna persona pueda entrar. Quería asegurarme que nadie me la iba a robar. Teníamos que recuperar el tiempo perdido. Ya no importaba si no nos habíamos conocido antes, porque ya estábamos juntos y la muerte nos había cruzado.

Safe Creative / Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
Código de registro: 1511165793021

lunes, 16 de noviembre de 2015















"...Y sus labios. Sus labios eran rojos como la sangre, bien rojos, eran demasiado tentadores.
Estaba seguro que eran los más lindos que había visto en toda mi existencia..."


Proximamente "Labios Rubí"
Ilustrado por: Paula González Nogueira
Cuentos Finitos de Alfina Fontana

lunes, 9 de noviembre de 2015

Mandarinadg ilustra "Los de abajo"

Desde pequeña me gustaron las mandarinas. Fueron y son mi fruta preferida. Siempre esperaba el otoño para encontrar las más sabrosas, dulces y coloridas.
Y creo que fue en otoño, de hace algunos años atrás, cuando conocí a Mandarinadg. Le convidé un mate, y entre letras babas y canciones sónicas descubrí su universo ilustrado. Dibujos inspirados en la danza, el circo, la música y naturaleza. 

Una vez le pregunté que le gustaba y me dijo “los días de sol, tener un cuaderno con bocetos, aprender canciones para cantar, hacer yoga… si querés me explayo más, pero soy simple dentro de mi verborragia dibujística…” 
Y ahí me di cuenta, después de tanto buscar, había encontrado a mi Mandarina preferida, dulce, colorida, y lo mejor, no tenía que esperar a que sea otoño, podía disfrutar de su universo ilustrado durante todo el año....



Desde aquí boceta y dibuja Mandarinadg (Magalí Mansilla)

Boceto de la ilustración para el cuento "Los de abajo".
Los monstruos exiliados salen desde abajo de las camas.

Ilustración "Los de abajo" por Mandarinadg (Magalí Mansilla)

jueves, 5 de noviembre de 2015

Los de abajo

Ilustrado por: Mandarinadg

Lo que voy a revelarles a continuación es algo sumamente importante. Las palabras que voy a transmitir no deben ser proporcionadas en vano. Ustedes deben saber este secreto. Deben saber estas estrategias.
Lo que voy a contar me lo dijo una vez mi padre, y a él se lo contó su padre y a este último su padre y así sucesivamente desde el principio de los tiempos. Ahora llegó mi momento.
No sientan vergüenza, no les pasa solo a ustedes. Nos pasó a todos, de hecho nos pasa.
A partir de hoy ustedes tienen la gracia de conocer algo que los hará intocables.
Voy a comenzar desde el principio, intentando ser claro, como lo fue mi padre hace muchos años atrás.

Todos tenemos debajo de nuestra cama a un monstruo. Absolutamente todos. Viven ahí por la noche. Y a todos nos da miedo. Algunos intentan disimularlo, ocultarlo, restarle importancia. Pero están ahí. Les aseguro que todos sienten esa amenaza. Pero solo unos pocos contamos con las claves para combatirlos y hacer que esos seres deformes, que habitan debajo de nuestra cama, permanezcan ahí como un adorno sin molestarnos.
Así que repito, ustedes son unos privilegiados. Presten atención. Aquí van mis consejos, mejor dicho la guía de consejos de nuestra familia.

Número 1: todas las noches, desde hoy y para siempre, deben entrar a la habitación de espaldas y caminando hacia atrás. Al principio debe ser una acción consciente hasta que se vuelva común y automática. Lleva unos meses, pero debe ser así para dar inicio al ritual de cada noche.

Número 2: siempre, pero siempre, deben acostarse boca abajo. Así su respiración puede ser atrapada y contenida por las sábanas o almohada. La vitalidad de los monstruos se alimenta de nuestra respiración. Acostarse boca arriba es sumamente peligroso, porque sino, nuestro aliento termina en el aire y eso los mantiene en alerta.

Número 3: todo nuestro cuerpo debe quedar tapado desde los pies hasta la cabeza, sin excepción alguna. Sin agujeros, ni huecos. También es algo que cuesta al principio, sobre todo administrar la entrada de oxígeno y la salida de dióxido de carbono. La respiración entonces debe ser suave y corta. Premeditada en conjunto con nuestra mente.

Número 4: sea la estación del año que sea, siempre deben dormir con frazada. Nada de sábanas o colchas. Frazada. Su densidad y grosor nos aíslan y funcionan como escudo protector. Hasta las mentes más brillantes piensan que las frazadas fueron inventadas para alejar el frío. La verdad es que se crearon para proteger a reyes y príncipes de los monstruos que habitaban debajo de sus camas. Luego su uso se amplió y desvirtuó. Pocos conocemos la verdadera intención de las frazadas. Ellas son aliadas en la noche, en la soledad, en la oscuridad.

Número 5: por último, es muy importante que puedan pensar  en cosas lindas. Por ejemplo, ayuda mucho pensar en gustos de helado como frambuesa, crema del cielo, limón, banana split. O en la sensación del sol cuando se posa en la cara. O en un parque verde con un arco iris. El cosquilleo al hamacarse y cerrar los ojos. Lo sabroso de una leche chocolatada. Este tipo de pensamientos aleja a los monstruos. Ellos quieren que nuestra mente esté llena de imágenes oscuras, tenebrosas, cielos grises, tierras sin luz y sabores amargos. Si se mantiene un pensamiento positivo, ellos se confunden y debilitan.

Es muy importante respetar a la perfección estos cinco puntos. Cada uno está hilvanado con el otro y se necesitan de los cinco para lograr un exitoso, sereno y profundo descanso nocturno.

Una última advertencia, este secreto ahora les pertenece y deben hacer un uso responsable de él. Solo podrán contarlo el día que tengan hijos varones. También es relevante que sepan que el día que se casen, debajo de la cama habitarán dos monstruos, el de cada uno y el de sus esposas. Hay algunos trucos para apaciguar al monstruo de sus esposas. No son plenamente eficientes pero ayudan. Uno de ellos es dejar un crucigrama con un lápiz debajo de la cama. Se comprobó hace muchos años que a los monstruos le gustan mucho los crucigramas, pueden ser una buena estrategia. O hay casos de monstruos adictos a la limonada. Dejar una jarra de esa bebida  al costado de la cama cada noche también puede ser otra forma de distraerlos.

Eso es todo, ahora solo depende de ustedes. Sean conscientes de que esto es una batalla que se libra cada noche y estos consejos, sin son cumplidos a raja tabla, aseguran la victoria del humano por sobre el monstruo, porque así ha sido por muchos siglos.

Safe Creative / Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
Código de registro: 1510265625690

martes, 3 de noviembre de 2015

"Lo que voy a revelarles a continuación es algo sumamente importante. Las palabras que voy a transmitir no deben ser proporcionadas en vano. Ustedes deben saber este secreto. Deben saber estas estrategias..."

Proximamente "Los de abajo"
Ilustrado por: Mandarinadg
Cuentos Finitos de Alfina Fontana




lunes, 2 de noviembre de 2015

Cuentos Finitos de Alfina Fontana


Cuentos Finitos con un fin, pero infinitos para la imaginación del lector.
Cuentos Finitos con ilustraciones e intervenciones artísticas, infinitas a la interpretación.
Cuentos finitos de Alfina Fontana. ¡Sean infinitamente bienvenidos!